Cuando era niña, recuerdo que vivía en las calles vendiendo latas con el
fin de tener algo que comer y cumplir mi sueño de ser bailarina. Fui abandonada
por mis padres cuando yo tenía ocho años, abusada y violada por dos hombres,
pero he perdido mi visión y no podía moverse. Estaba en las calles sin
saber que hacer y sin poder vivir. Pero un día, una
pareja de ancianos me recogió de la calle y me llevó a su casa, donde me dieron
amor, afecto e hice lo que recuperé la visión, el movimiento y llena ese vacío
que había en mi corazón. Hoy, soy una mujer rica, pero humilde y conquisté mi
sueño de ser bailarina porque yo he luchado por esto sucede.
Carolina Saul
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